Máquinas expendedoras

El ser humano a lo largo de todos estos años fue modificando su entorno a su antojo, ésta es una de las cualidades por la cual se distingue de la mayoría de los seres vivos. La capacidad creativa del hombre ha hecho que éste invente herramientas que le sirvan para su supervivencia en el pasado; hoy esa creatividad se usa para crear artefactos que ayuden a nuestro bienestar.

De todos los servicios, herramientas y facilidades a los que estamos acostumbrados a vivir, hay un aparato el cual me llama podersamente la atención. Se trata de las máquinas vending o expendedoras; aparatos que modificaron al menos para mi, el paradigma con el que veo los quehaceres diarios.

Empecé a pensar en estos artefactos un día en el que me encontraba en la oficina terminando de hacer un trabajo, nada fuera de lo común. Al terminar de hacer el informe levanto la mirada y veo a mis compañeros reunidos frente a una de estas máquinas de café , lo qué me hizo pensar en todo el proceso que se ocultaba de dicha máquina.

Es simple: un artefacto al cual a cambio de dinero, te da lo que deseas, si ningún intermediario. No hace falta saludar, pedir por favores, ni otro tipo de interacción que no sea el de mantener un pacto con la máquina -- yo te doy algo y tú me das otra -- . Debe ser de los tratos más justos, uno pide y el otro da, sin hablar acerca de cuánto se dan a cambio, esas reglas ya están establecidas en el precio y no se discuten, son aceptadas por ambas partes.

Una vez hablando con mi hijo, le pregunté si sabía como funcionaban una máquina expendedora de refrescos que acabamos de usar, y me sorprendió con una respuesta. Me dijo que una vez vio todo como pasaba en una propaganda de la televisión, en donde dentro de éstas máquinas hay seres de fantasía que crean el refresco y la botella y luego te la entregan; estos aparatos se meten en los lugares menos pensados, como en la imaginación de un niño.